Sonidos en Letras....
22 marzo 2007
Roger Waters - The Dark Side of the Moon - Estadio Nacional - 14 de Marzo de 2007
Las ganas de ver a Waters solo comenzaron a hacer mella en mi, cuando supe que vendría a presentar íntegro el Dark Side of the Moon, mi disco favorito de Pink Floyd. Me gusta desde los sonidos de Speak to Me, hasta el bit con que finaliza Eclipse.
Ante esto, y a pesar de que ya lo había visto en su venida anterior, hace casi exactamente 5 años (Marzo de 2002), decidí que no me podía perder este concierto. En el anterior concierto, ciertamente disfruté y me emocioné, pero hubo mucho de la carrera solista de Roger Waters, la que si bien respeto, no conozco en profundidad.
Esta vez, Radio Futuro (la oficial de la venida a Chile de Waters) vaticinaba que el concierto estaría lleno de sorpresas, recuerdos de Pink Floyd, y por supuesto, el Dark Side tocado íntegro y en su perfecto orden.
Llego a mi ubicación en Andes alrededor de las 19.30 hrs. Habían abierto las puertas puntualmente a las 18.00 hrs., como se prometió. En el escenario, una pantalla gigante de altísima revolcuión, más dos laterales a cada costado, y una al medio de la cancha, donde terminan las ubicaciones Vip. En cada una de ellas, se proyecta lo que parece ser un dial y parlantes a sus lados. Alrededor de las 20.45 aparece una mano que cambia el dial, y sintoniza otro nuevo, dejándonos un familiar Johnny B. Good por los parlantes. Asi, un par de veces, la mano cambia la música, y luego toma un vaso que está al costado de la radio.
De pronto, y puntualmente a las 21.00, se apagan las luces y suenan los demoledores acordes de "In the Flesh"...
Estallido total. Por las pantallas comienza el terrorífico y rítmico desfile de los martillos... Cantamos, gritamos... El despliegue visual es inexplicable... El sonido ensordecedor y demoledor. Aquella cuadrafonía de la que se hablaba en los medios, funcionaba a la perfección y era como estar en el medio del escenario, rodeado de retornos. No conozco una canción que pudiera servir mejor para empezar un concierto, que esta. Y mientras la canción termina, cascadas pirotécnicas inundan el escenario, en uno y otro sentido...Luego, clásico tras clásico. "Mother", interpretado magistralmente por una de las coristas de Waters, mientras por la pantalla central, se proyecta una imagen tridimensional que parecía que podías tocar. Por supuesto, vino también "Shine on Your Crazy Diamond" con la correspondiente proyección de imágenes de Syd Barret. No tardaron en comenzar aquellos sonidos de un dial que cambia, y que antecede a "Wish you Were Here", y más tarde "The Fletcher Memorial".
Me llama la atención la proyección de imágenes de "Leaving Beirut". En la pantalla un globo de texto, propio del comic, va señalando lo que Waters va cantando. Cuando el coro interviene, otro globo de texto aparece sobre las coristas, y muestra la letra de lo que cantan. Una canción protesta en toda su extensión, que habla de Bush en muchas ocasiones.
Para terminar con la primera parte del show, suenan los pajaritos característicos que anticipan "Sheep"... Un tema increíble, con esa exquisita mezcla de power y sicodelia. Y aparece el esperado y protagónico chancho volador...
Se pasea por nuestras cabezas a lo largo de toda la canción, y nos muestra rosadamente, sus grafitis y mensajes... "El socialismo al servicio de las SA" "Víctor Jara no calla" "Bush" (en la cola del chancho).. Para el final, sueltan el chancho que se eleva, y en su guatita se puede leer "Libre al fin". Todos mirando al cielo hasta que el chancho comienza a perderse, no nos damos cuenta de que la primera parte del show llega a su fin.
15 minutos después comienza la verdadera fiesta... Se acerca el bit, cada vez más profundo de "Speak to Me"...
En las pantallas la hiptonizante imagen lunar, y se sienten los primeros acordes de "Breathe"... y como un sueño, Dark Side of The Moon va tomando forma con cada uno de sus temas.
Para "The Great Gig in the Sky" quedo helada, y pienso, para qué seguir cantando... nunca voy a poder hacer eso... se me paran todos los pelos...
Luego de "Us and Them" y al comienzo de "Any Colour you Like" la sicodelia se apodera las imagenes y el color es rey. Viene "Brain Damage" uno de mis temas favoritos. Poco a poco laseres de color van cruzandose en lo alto del escenario, para "Eclipse" entonces, la forma es clara. Ha tomado forma el prisma característico de la carátula del disco, y al finalizar el ultimo acorde, las luces del escenario se apagan, y la pirámide es atravesada por luces de color que empiezan a girar llenando todo ese Estadio Nacional de los colores del arcoiris.
SPEECHLESS.
El show vuelve para terminar. The Wall toma el control. "The Happiest Day of Our Lives" con toda la algarabía popular... y el correspondiente "Another brick on the wall". Cantan en el escenario y bailan al ritmo de la música, ordenadamente, los ya famosos chiquillos de la Escuela Víctor Domingo Silva. Alzan sus manos y gritan "Hey teacher!!! Leave those kids alone!!!!..." Se ganan la tierna envidia de todos nosotros... Al salir, Roger Waters se da el trabajo de saludar a cada uno de ellos.
Lo siguiente es el set Vera-Bring the Boys Back Home... esta última con un despliegue increíble de fuegos artificiales que simulan de buena forma una guerra, y que coincide magistralmente con las imágenes proyectadas.
"Comfortably Numb" Mi tema favorito... Estoy tan emocionada que ni siquiera puedo cantar... en las pantallas la imagen de alguien que fuma acostado, con una lámpara fría e incisiva que lo ilumina, tristemente. Perfecta.
El show termina. Han sido casi 2.40 horas de pura emoción y asombro.
Me pregunto qué concierto me quedará por ver, que supere esto.
Me llama la atención la proyección de imágenes de "Leaving Beirut". En la pantalla un globo de texto, propio del comic, va señalando lo que Waters va cantando. Cuando el coro interviene, otro globo de texto aparece sobre las coristas, y muestra la letra de lo que cantan. Una canción protesta en toda su extensión, que habla de Bush en muchas ocasiones.
Para terminar con la primera parte del show, suenan los pajaritos característicos que anticipan "Sheep"... Un tema increíble, con esa exquisita mezcla de power y sicodelia. Y aparece el esperado y protagónico chancho volador...
Para "The Great Gig in the Sky" quedo helada, y pienso, para qué seguir cantando... nunca voy a poder hacer eso... se me paran todos los pelos...
Luego de "Us and Them" y al comienzo de "Any Colour you Like" la sicodelia se apodera las imagenes y el color es rey. Viene "Brain Damage" uno de mis temas favoritos. Poco a poco laseres de color van cruzandose en lo alto del escenario, para "Eclipse" entonces, la forma es clara. Ha tomado forma el prisma característico de la carátula del disco, y al finalizar el ultimo acorde, las luces del escenario se apagan, y la pirámide es atravesada por luces de color que empiezan a girar llenando todo ese Estadio Nacional de los colores del arcoiris.
SPEECHLESS.
El show vuelve para terminar. The Wall toma el control. "The Happiest Day of Our Lives" con toda la algarabía popular... y el correspondiente "Another brick on the wall". Cantan en el escenario y bailan al ritmo de la música, ordenadamente, los ya famosos chiquillos de la Escuela Víctor Domingo Silva. Alzan sus manos y gritan "Hey teacher!!! Leave those kids alone!!!!..." Se ganan la tierna envidia de todos nosotros... Al salir, Roger Waters se da el trabajo de saludar a cada uno de ellos.
Lo siguiente es el set Vera-Bring the Boys Back Home... esta última con un despliegue increíble de fuegos artificiales que simulan de buena forma una guerra, y que coincide magistralmente con las imágenes proyectadas.
"Comfortably Numb" Mi tema favorito... Estoy tan emocionada que ni siquiera puedo cantar... en las pantallas la imagen de alguien que fuma acostado, con una lámpara fría e incisiva que lo ilumina, tristemente. Perfecta.
El show termina. Han sido casi 2.40 horas de pura emoción y asombro.
Me pregunto qué concierto me quedará por ver, que supere esto.
15 febrero 2007
Coldplay - Espacio Riesco - 14 de Febrero de 2007
Anoche, finalmente, llegó el día que esperaba desde el día en que decidí invertir unos pesos que había ahorrado, en comprar un disco. Entré en la disquería y pedí "Parachutes" de Coldplay, banda que hasta el momento pintaba ser solo una más del Brit Pop, y su única canción conocida era "Yellow". Llegué a mi casa impaciente, escuché el disco, y amé todas sus canciones. A Rush of Blood to the Head y X&Y los conseguí a través de las soluciones que internet y la tecnología ponen a nuestro alcance.
Hace un par de años ya, se hablaba de la venida de Coldplay a Chile, pero no sonaba más que como aquella eterna promesa de Pink Floyd en el Valle de La Luna. Fue en la Rock & Pop, una mañana culquiera, donde escuché que el concierto estaba confirmado, y que además, no sería uno, sino tres. La página de Ticketmaster en Chile anunciaba los precios de las entradas, y no tuve más remedio que respirar profundo, tragar, y desembolsar lo que se me pedía para ver a estos chicos.
A partir de las 4 de la tarde, no pude concentrarme en nada. El reloj avanzaba muy lento, y al llegar las 18.30 salí a toda velocidad de mi oficina, camino a casa. En el trayecto, mi falta total de concentración casi causa dos accidentes del tránsito.
Entramos en Espacio Riesco. Yo solo había ido en una oportunidad anterior, pero ese concierto se realizó en las afueras del recinto. Esta vez, la ubicación era al interior. Hago una inspección visual del lugar, y me aterra que el diseño en su construcción, y lo "cementado" del lugar atenten contra el sonido.
Saiko abre el show... Un poco lánguidos, sin bajista, lo que hace que su música suene aun más plástica, ya que las líneas de bajo sonaban junto con el resto de las bases que usan generalmente en sus presentaciones. Plano. La batería casi no se escucha.
Con 40 minutos de retraso entra Coldplay. El orden de los temas recorre, en reversa, toda su discografía. Abren con X&Y, siguen con A Rush of Blood to the Head y luego, Parachutes. El orden se repite un par de veces. Lamentablemente, el sonido no mejora. Batería y Bajo siguen quedando demasiado atrás del resto de los instrumentos. Pero, sinceramente, lo que más se oye es la voz del público cantando todas y cada una de las canciones que eligen para el repertorio.
Visualmente, el show es aun más interesante. Cada canción va a acompañada de un despliegue impresionante de luces, todas distintas. El punto más alto llega con "Clocks" donde una serie de láseres inundan Espacio Riesco en todas direcciones.
Los chicos de la banda, hacen el trabajo correcto, pero es Chris Martin quien da movimiento al escenario. Pasa de un lado al otro, se sienta en el piano, se acerca al atril central y se cuelga una guitarra. Se acerca al público. Toma un spray y pinta dos lienzos negros que hay a cada costado del escenario. El de mi izquierda con algo que parece ser una "M", y el de mi derecha con una sonrisa. Intenta hablar español, nos pregunta qué queremos escuchar, construye frases que a veces parecen aprendidas de memoria, y otras, un esfuerzo por conectarse con el público, que no necesita en absoluto de sus palabras para esa conección que busca. Estamos todos ahí.
Lamentablemente, no hay pantallas gigantes que nos permitan seguir el show más de cerca. La ubicación del escenario y la euforia del público no permite ver mucho. Hay que esforzarse demasiado por seguir el show, visualmente.
Comienza a sonar "Fix You", y aparece en el escenario la misma lamparita que en el video. Es emocionante, no solo por esa letra que a varios nos ha dejado con un nudo en la gargante, sino porque en ocasiones Chris pide que cantemos solo nosotros, y él, impresionado termina cada intervención nuestra con un tropezado "Increíble".
Se despiden. El público queda inmóvil por largos minutos, aplaudiendo, pidiendo más. Pensamos que sería un intermedio. No, las luces de Espacio Riesco se encienden y cuando miro al escenario, los roadies están ya desarmando todo.
Ha pasado un poco menos de una hora y media, y si bien, me quedé con gusto a poco, y encaprichada con algunas canciones que no tocaron, la experiencia fue intensa.
Hace un par de años ya, se hablaba de la venida de Coldplay a Chile, pero no sonaba más que como aquella eterna promesa de Pink Floyd en el Valle de La Luna. Fue en la Rock & Pop, una mañana culquiera, donde escuché que el concierto estaba confirmado, y que además, no sería uno, sino tres. La página de Ticketmaster en Chile anunciaba los precios de las entradas, y no tuve más remedio que respirar profundo, tragar, y desembolsar lo que se me pedía para ver a estos chicos.
A partir de las 4 de la tarde, no pude concentrarme en nada. El reloj avanzaba muy lento, y al llegar las 18.30 salí a toda velocidad de mi oficina, camino a casa. En el trayecto, mi falta total de concentración casi causa dos accidentes del tránsito.
Entramos en Espacio Riesco. Yo solo había ido en una oportunidad anterior, pero ese concierto se realizó en las afueras del recinto. Esta vez, la ubicación era al interior. Hago una inspección visual del lugar, y me aterra que el diseño en su construcción, y lo "cementado" del lugar atenten contra el sonido.
Saiko abre el show... Un poco lánguidos, sin bajista, lo que hace que su música suene aun más plástica, ya que las líneas de bajo sonaban junto con el resto de las bases que usan generalmente en sus presentaciones. Plano. La batería casi no se escucha.
Con 40 minutos de retraso entra Coldplay. El orden de los temas recorre, en reversa, toda su discografía. Abren con X&Y, siguen con A Rush of Blood to the Head y luego, Parachutes. El orden se repite un par de veces. Lamentablemente, el sonido no mejora. Batería y Bajo siguen quedando demasiado atrás del resto de los instrumentos. Pero, sinceramente, lo que más se oye es la voz del público cantando todas y cada una de las canciones que eligen para el repertorio.
Visualmente, el show es aun más interesante. Cada canción va a acompañada de un despliegue impresionante de luces, todas distintas. El punto más alto llega con "Clocks" donde una serie de láseres inundan Espacio Riesco en todas direcciones.
Los chicos de la banda, hacen el trabajo correcto, pero es Chris Martin quien da movimiento al escenario. Pasa de un lado al otro, se sienta en el piano, se acerca al atril central y se cuelga una guitarra. Se acerca al público. Toma un spray y pinta dos lienzos negros que hay a cada costado del escenario. El de mi izquierda con algo que parece ser una "M", y el de mi derecha con una sonrisa. Intenta hablar español, nos pregunta qué queremos escuchar, construye frases que a veces parecen aprendidas de memoria, y otras, un esfuerzo por conectarse con el público, que no necesita en absoluto de sus palabras para esa conección que busca. Estamos todos ahí.
Lamentablemente, no hay pantallas gigantes que nos permitan seguir el show más de cerca. La ubicación del escenario y la euforia del público no permite ver mucho. Hay que esforzarse demasiado por seguir el show, visualmente.
Comienza a sonar "Fix You", y aparece en el escenario la misma lamparita que en el video. Es emocionante, no solo por esa letra que a varios nos ha dejado con un nudo en la gargante, sino porque en ocasiones Chris pide que cantemos solo nosotros, y él, impresionado termina cada intervención nuestra con un tropezado "Increíble".
Se despiden. El público queda inmóvil por largos minutos, aplaudiendo, pidiendo más. Pensamos que sería un intermedio. No, las luces de Espacio Riesco se encienden y cuando miro al escenario, los roadies están ya desarmando todo.
Ha pasado un poco menos de una hora y media, y si bien, me quedé con gusto a poco, y encaprichada con algunas canciones que no tocaron, la experiencia fue intensa.
12 diciembre 2006
Divididos - La Trastienda Club, Buenos Aires - 09 de Noviembre de 2006
Diría yo, que es por mucho, el mejor concierto al que he ido. Dividios es mi banda favorita, creo haberlo dicho antes... Verlos tocar en casa, en un excelente local, con un sonido impecable, en primera fila, tomando una rica Quilmes argentina, es lo que cualquier fan desearía.
La primer aparte del show comienza con los chicos, pacíficamente acústicos. Diego, siempre concentrado... Catriel, el batero, le da a los bongóes con serias intenciones de desarmarlos, y Ricardo, toca su guitarra suavemente, y llena con su voz, todos los espacios... Muchas de las canciones de Divididos están preparadas para ser tocadas con este sonido de cuerdas limpias... De hecho, el concierto parte con Haciendo Cola para Nacer, y le siguen, Par Mil, Pepe Lui, Brillo Triste de un Canchero... Otras, en cambio, más rockeras, fueron con maestría adaptadas: Vida de Topos, Tanto Anteojo, La Ñapi de Mamá...
Las cortinas se cierran... un pequeño descanso, y aparecen Diego y Ricardo en el escenario, con un instrumento rarísimo, bajo por un lado, guitarra por el otro, que ambos tocan, dando vueltas, y vociferan la letra, tras unas máscaras... Freak!
La cortinas se cierran nevamente. Tras las cortinas se oyen carreras en un sentido y otro, transporte de equipos, instrucciones silenciosas... Las luces de La Trastienda vuelven a apagar, y aparece "La Aplanadora". Suenan los mismos acordes de La Ñapi de Mamá con los que se despidieron del bloque acústico, pero esta vez con aquella potencia y fuerza que a los fanáticos nos ha cautivado por años... Y tocan todo, pasan por todos sus discos, tiran los temas más salvajes a la parrilla: Cabeza de Maceta, Tanto Anteojo, Nene de Antes, Azulejo, Salir a Asustar...
El concierto comienza a llegar a su fin... Indignados, el público comienza a exigir más y más... Ricardo mira a Diego esperando su consentimiento, Diego dice que está cansado... los años no pasan en vano... Ricardo da los primeros acordes del 38, Catriel lo sigue, y Diego después de una sonrisa acusadora, también. Sigue Basta Fuerte, y se despiden... Viene el desborde todos de pie, al escenario, los chicos reparten los souvenirs típicos: uñetas, cuerdas, baquetas... Yo, impresionada, solo atino a sacar mi escondida cámara fotográfica (el local no permite el ingreso de filmadoras ni cámaras, y durante todo el show, gorilas guardias persiguen a los porfiados que insisten en fotografear a los músicos)... Asi logro el único y pobre registro visual de ese concierto... aun cuando el recuerdo más importante queda en mi memoria...
28 noviembre 2006
G3 - Eric Johnson, John Petrucci, Joe Satriani - Velódromo Estadio Nacional - 21 de Octubre 2006
Por segunda vez, tuve la oportunidad de presenciar este espectáculo levantado solo en base al virtuosismo de 3 de los mejores guitarristas del mundo. El show es solo sonido y notas musicales que se dibujan en el aire, del modo menos cubista y más impresionista posible... Unas pocas luces de colores acompañan el escenario... el protagonismo, centrado en estos verdaderos dioses de las 6 cuerdas...
La diferencia de este show, con el anterior que tuve el privilegio de ver desde el VIP, es que no viene Steve Vai, que con toda su parafernalia y glamour, es mi favorito. Sin embargo, esta vez venía John Petrucci, guitarrista de Dream Theater, que si bien nos visitaron el pasado diciembre, fue un concierto bajo en calidad sonora, pero muy fuerte en calidad musical... nadie podría negarlo... recuerdo haber pasado la gran parte del recital con la boca abierta, centrada en los solos de cada uno de ellos. Esta vez, tenía la oportunidad de escuchar a Petrucci con su trabajo solista, y acompañado del grandísimo Mike Portnoy (baterista de Dream Theater)... Era sin duda, la joyita de la noche, lo que se podía ver camino al Estadio, donde la mayoría de los asistentes iba con sus correspondientes poleras de Dream.
El show comenzó puntualmente con la presentación de Eric Johnson... Una música muy piola... la voz de Johnson, dulce y suave... Ideal como para comenzar la noche...
Luego vino Petrucci... Una máquina... Portnoy, tan protagonista como siempre, dándole a la bataca de la manera más anormal posible, cambios de métrica siempre, pero mucho menos estrella que en Dream. No hay malabares de baquetas en el aire... No hay saludos de pie, mientras toca... Claro, la concentración es otra... Petrucci toca además con un segundo guitarrista que le otorga libertad absoluta en el mástil, por donde se pasea en territorio tan conocido como el living de su casa, dejando de lado acordes que acompañen la melodía de la canción. El público enloquece y esperamos entonces, al mentor de todo este proyecto.
Entonces, aparece Satriani. El mejor guitarrista del mundo según muchos... G3 ES Satriani... Todos los demás que han integrado este proyecto, son alumnos o apadrinados de Satriani. Mucho más comunicativo que el show pasado, donde salió al escenario con un jockey y lentes de sol, tocando atrás, pegado al ampli... No, esta vez nos habló, presentó sus canciones, a la banda... Distinto... El público le responde saltando, tarareando los riffs más característicos de sus canciones...
La noche termina con la Jam de los músicos. Hendrix suena glamoroso tocado por estos personajes... Red House, una patada en el cráneo para cualquiera que alguna vez haya tratado de tocar este tema. Rocking in the Free World, todos de pie, cantando el himno original de Neil Young... sabemos que la experiencia termina y quedamos a la espera de la próxima formación de G3... En mi caso, no pierdo la esperanza de ver al G3 más grande de todos: Ingwie Malmsteen, Steve Vai y el padre de todos, Joe Satriani.
La diferencia de este show, con el anterior que tuve el privilegio de ver desde el VIP, es que no viene Steve Vai, que con toda su parafernalia y glamour, es mi favorito. Sin embargo, esta vez venía John Petrucci, guitarrista de Dream Theater, que si bien nos visitaron el pasado diciembre, fue un concierto bajo en calidad sonora, pero muy fuerte en calidad musical... nadie podría negarlo... recuerdo haber pasado la gran parte del recital con la boca abierta, centrada en los solos de cada uno de ellos. Esta vez, tenía la oportunidad de escuchar a Petrucci con su trabajo solista, y acompañado del grandísimo Mike Portnoy (baterista de Dream Theater)... Era sin duda, la joyita de la noche, lo que se podía ver camino al Estadio, donde la mayoría de los asistentes iba con sus correspondientes poleras de Dream.
El show comenzó puntualmente con la presentación de Eric Johnson... Una música muy piola... la voz de Johnson, dulce y suave... Ideal como para comenzar la noche...
Luego vino Petrucci... Una máquina... Portnoy, tan protagonista como siempre, dándole a la bataca de la manera más anormal posible, cambios de métrica siempre, pero mucho menos estrella que en Dream. No hay malabares de baquetas en el aire... No hay saludos de pie, mientras toca... Claro, la concentración es otra... Petrucci toca además con un segundo guitarrista que le otorga libertad absoluta en el mástil, por donde se pasea en territorio tan conocido como el living de su casa, dejando de lado acordes que acompañen la melodía de la canción. El público enloquece y esperamos entonces, al mentor de todo este proyecto.
Entonces, aparece Satriani. El mejor guitarrista del mundo según muchos... G3 ES Satriani... Todos los demás que han integrado este proyecto, son alumnos o apadrinados de Satriani. Mucho más comunicativo que el show pasado, donde salió al escenario con un jockey y lentes de sol, tocando atrás, pegado al ampli... No, esta vez nos habló, presentó sus canciones, a la banda... Distinto... El público le responde saltando, tarareando los riffs más característicos de sus canciones...
La noche termina con la Jam de los músicos. Hendrix suena glamoroso tocado por estos personajes... Red House, una patada en el cráneo para cualquiera que alguna vez haya tratado de tocar este tema. Rocking in the Free World, todos de pie, cantando el himno original de Neil Young... sabemos que la experiencia termina y quedamos a la espera de la próxima formación de G3... En mi caso, no pierdo la esperanza de ver al G3 más grande de todos: Ingwie Malmsteen, Steve Vai y el padre de todos, Joe Satriani.
16 noviembre 2006
Robbie Williams - Estadio Nacional - 10 de Octubre de 2006
Lo primero que me pregunto mientras camino desde mi casa hacia el Estadio Nacional, distante un par de cuadras, es qué hacen mis orejas acostumbradas a las guitarras distorcionadas, compartiendo con esta cantidad de chicas estridentes, vestidas para la ocasión como si fueran a una cita con el Sr. Williams, y no a un concierto, se frotan las manos mientras esperan para que las luces se apaguen y aparezca "él".
Bueno, decidí ir a ver a Robbie Williams por varias razones. Primero, porque formó parte de Take That.... No, eso es mentira... Voy a verlo porque es guapísimo... No, eso tampoco es cierto. En realidad, voy a verlo porque me parece respetable dentro del pop, porque lo he escuchado cantar algo de Sinatra, Martin y esa escuela, y me pareció notable. Voy a verlo, porque los ingleses lo odian por su mal gusto y sus tatuajes, precisamente, lo que a mi me gusta de él. Voy a verlo porque es una estrella mundial.
Cuando las luces se apagan, la música casi no se escucha... El griterío es infernal. Robbie aparece entre el humo en la pasarela que su escenario tiene, para estar más cerca de las mujeres que sueñan, más con su cuerpo que con su música. Salta, corre, baila, juega, hace reir, bromea... pero canta poco. Inteligentemente, trae con él a un coro de 6 personas que lo cubren perfectamente en cada una de sus canciones. La banda? poca cosa... Ví mejores conciertos de él por TV... y pienso, claro, estamos en Chile no más... no es el Live 8... Aunque si hay muchas luces, una pantalla grotesca de grande, comparable solo con lo que hizo U2 en febrero, y mucha parafernalia. Cosas que una agradece, cuando está acostumbrada a asistir a conciertos donde el escenario no importa, más que por la calidad de los músicos que se encuentran en él.
Y para no sentirse tan solo, trajo a un amiguito con el que cantó un par de buenas canciones, jugueteó y bromeó (una vez más) e hicieron un escocés cara pálida.
Pero es un tipo jugado, tira toda la carne a la parrilla, canta todos sus éxistos archiconocidos, y en recompensa, recibe a 40.000 personas cantando con él, a todo pulmón. Incluso, deja temazos como No Regrets fuera, y nadie se da cuenta.
Me voy a casa cansada de cantar y bailar. Solo es eso, pop.
10 julio 2006
Los Tres - Arena Santiago - 8 de Julio de 2006
Con casi 45 minutos de retraso, este sábado volví a ver a Los Tr3s después de casi 10 años, cuando fui al lanzamiento de "La Espada y la Pared"... Muchas cosas han cambiado desde entonces, sin comentar la separación de esta banda, que sin lugar a dudas será lo mejor que Chile ha aportado en términos musicales.
El concierto comenzó con un público más o menos inquieto por la demora en el show, se apagaron las luces y una melodía más que familiar, y comenzó un desfilar de fotografías que nos mostraban a unos imberbes, delgaduchos y pálidos Tres, años atrás...
Luego, vino el clip de "Camino", single del último disco de la banda que daba paso a la salida de los músicos a escena, y la explosión de nosotros, por reecontrarnos con ellos. A pesar de eso, tuve la sensación de que mucha gente que estaba en el público, los veía por primera vez, comenzando por muchos niños que en tiempos peak de Los Tr3s, seguramente aun estaban vibrando con la música de Cachureos... y muchos papás, que durante los mismos años, habrían ordenado ante el volumen de la música de Los Tr3s: "¡Apaga esooo!". Sin embargo, esta heterogenea composición del público, le daba un aire aun más nostálgico a la noche.
El comienzo, sin embargo, fue un poco incómodo. Personalmente, creo que los retornos no funcionaban correctamente, ya que si mi oreja detectó las aberrantes desafinaciones que casi hacían perder el tema por completo, no creo que ellos con su carrete, no lo hayan notado. La verdad, es que era tanta la euforia, que poco importó... Miré hacia el lado, fruncimos el ceño, y seguimos cantando...
La mayoría de los temas eran conocidos nuestros... y ellos lo sabían... asi es que muchas veces Álvaro pedía que cantaramos, mientras ellos se dedicaban a pasarlo tan bien como nosotros. Los detalles eran protagónicos, como la proyección de la carátula de "Hágalo Ud. Mismo" cada vez que uno de sus temas, sonaba. Para "No me acuerdo", también del último disco, fotografías de Pinochet levantaron varios dedos medios, y pifias generalizadas. Ja! Delante mío habían dos momios que se miraban incrédulos... los mismos que antes de que comenzara el concierto, cuando por los parlantes sonó "El Pueblo Unido", himno del PC y oración de la izquierda, levantaron las cejas en una mueca de asco y "olor a roto". Fue bastante divertido verlos ahí.... no se que esperaban de Los Tr3s. Asmismo, para "La Primera Vez", fotos del Mamo Contreras causaron las mismas reacciones catárticas colectivas....
Infaltables las cuecas... acompañados de dos músicos con olor a pipeño y voz de cajetilla y media, tocaron un par de cuecas del tío Roberto.
La pega del nuevo batero muy bien hecha... Pancho Molina es difícil de reemplazar, sin embargo, fue capaz de mantener el estilo, y no cambiar la esencia. Emmanuel del Real, de Cafe Tacuba, colaboró en algunos temas, a mi juicio sin ningún grueso aporte, más que una improvisación muy freak, momentos antes del final, cuando en el teclado y acompañado por Los Tr3s, tocaron algo que sonaba muy similar a "Policy of Truth" de Depeche Mode.
El concierto comenzó con un público más o menos inquieto por la demora en el show, se apagaron las luces y una melodía más que familiar, y comenzó un desfilar de fotografías que nos mostraban a unos imberbes, delgaduchos y pálidos Tres, años atrás...
Luego, vino el clip de "Camino", single del último disco de la banda que daba paso a la salida de los músicos a escena, y la explosión de nosotros, por reecontrarnos con ellos. A pesar de eso, tuve la sensación de que mucha gente que estaba en el público, los veía por primera vez, comenzando por muchos niños que en tiempos peak de Los Tr3s, seguramente aun estaban vibrando con la música de Cachureos... y muchos papás, que durante los mismos años, habrían ordenado ante el volumen de la música de Los Tr3s: "¡Apaga esooo!". Sin embargo, esta heterogenea composición del público, le daba un aire aun más nostálgico a la noche.
El comienzo, sin embargo, fue un poco incómodo. Personalmente, creo que los retornos no funcionaban correctamente, ya que si mi oreja detectó las aberrantes desafinaciones que casi hacían perder el tema por completo, no creo que ellos con su carrete, no lo hayan notado. La verdad, es que era tanta la euforia, que poco importó... Miré hacia el lado, fruncimos el ceño, y seguimos cantando...
La mayoría de los temas eran conocidos nuestros... y ellos lo sabían... asi es que muchas veces Álvaro pedía que cantaramos, mientras ellos se dedicaban a pasarlo tan bien como nosotros. Los detalles eran protagónicos, como la proyección de la carátula de "Hágalo Ud. Mismo" cada vez que uno de sus temas, sonaba. Para "No me acuerdo", también del último disco, fotografías de Pinochet levantaron varios dedos medios, y pifias generalizadas. Ja! Delante mío habían dos momios que se miraban incrédulos... los mismos que antes de que comenzara el concierto, cuando por los parlantes sonó "El Pueblo Unido", himno del PC y oración de la izquierda, levantaron las cejas en una mueca de asco y "olor a roto". Fue bastante divertido verlos ahí.... no se que esperaban de Los Tr3s. Asmismo, para "La Primera Vez", fotos del Mamo Contreras causaron las mismas reacciones catárticas colectivas....
Infaltables las cuecas... acompañados de dos músicos con olor a pipeño y voz de cajetilla y media, tocaron un par de cuecas del tío Roberto.
La pega del nuevo batero muy bien hecha... Pancho Molina es difícil de reemplazar, sin embargo, fue capaz de mantener el estilo, y no cambiar la esencia. Emmanuel del Real, de Cafe Tacuba, colaboró en algunos temas, a mi juicio sin ningún grueso aporte, más que una improvisación muy freak, momentos antes del final, cuando en el teclado y acompañado por Los Tr3s, tocaron algo que sonaba muy similar a "Policy of Truth" de Depeche Mode.
La espera, valió...
11 junio 2006
Divididos, Íntimo y Eléctrico - Teatro Teletón - 10 de Junio de 2006
Divididos es una de mis bandas más favoritas... Superados, quizás, solo por Rush... Cada vez que vienen a Chile, es para mi indispensable ir a verlos, lástima que eso ocurra una vez cada tres o cuatro años...
Anunciaron visita cuando editaron "Vivo Acá", su último trabajo en vivo, que finalmente no se concretó debido a las pocas entradas que se habían vendido para el concierto. Esta vez, probablemente por lo reducido del espacio, las entradas se vendieron rápidamente, y tuvimos una buenísima dosis de lo que esperábamos.
Las puertas del Teatro Teletón se abrieron excesivamente tarde, considerando lo incómodo de sus accesos, y el frío que hacía ayer en Santiago. La noche, prometía ser bastante larga, pues solo en la fila para entrar me enteré que junto con Divididos, actuarían Triciclo y Mandrácula, con formación original, Alejandro Silva, incluido.
Triciclo, es una banda con amplio reconocimiento en la escena local. A Claudio, su guitarrista y vocalista, tuve el placer de conocerlo hace un par de años, y nunca había escuchado la banda. Hay que tener patas para formarse en power trío... soy de la idea que Chile es un país poco rockero, en cuanto a producción musical... y el power trío es una formación netamente rockera, guitarrera, harto platillo... Triciclo, lo hace bien... y lleva un bajista muy conciente de su protagonismo musical.
Como primera banda que sale al escenario, naturalmente, el sonido no los acompañó demasiado, sobre todo a Claudio, cuya guitarra sonaba despacio y mal ecualizada.
Mandrácula es un clásico del rock chileno. Nunca antes los había escuchado en vivo, y esta fue una oportunidad bastante buena para escucharlos... Sonido y ejecución impecables... Lo cierto es que con un guitarrista como Alejandro Silva, difícil sería no sonar como lo hacen... y por muy copión y estrellita que pueda parecer, no podemos olvidar que ha compartido escenario con los mismísimos Satriani y Vai. Como sea, esa no la pueden contar muchos de nuestros músicos.
Y 
por fin... después de años de espera, Divididos salía al escenario. Unos tras otros fueron aplastándonos con todos sus éxitos... Recorrido total por todos los discos... desde 40 dibujos, hasta Vengo del Placard de Otro... sin dejar fuera, por supuesto, algún homenaje a Sumo, la banda nodriza donde las cabezas de Divididos se conocen.
por fin... después de años de espera, Divididos salía al escenario. Unos tras otros fueron aplastándonos con todos sus éxitos... Recorrido total por todos los discos... desde 40 dibujos, hasta Vengo del Placard de Otro... sin dejar fuera, por supuesto, algún homenaje a Sumo, la banda nodriza donde las cabezas de Divididos se conocen. En el medio del concierto uno siente que todo vale la pena... los moretones, la presión permanente contra la reja, las piernas y bototos que de repente caen sobre mi... Nada importa, estoy a metros de ellos... y puedo ver todo.
Mollo es un tremendo y completo músico... Canta increíble, toca impresionantemente, además de estar en constante conección con nosotros, el público. Nos mira, se sonríe con nuestra euforia, y comparte el momento.
Arnedo, en cambio, es mucho más distante... pero nada se le podría reprochar cuando es capaz de lograr ese protagonismo con el bajo... es un privilegio poder verlos tocar...
GRANDE DIVIDIDOS!!!!
